“La evloución de la familia y
del matrimonio
en Europa” [Reseña bibliográfica]
de Jack Goody
Esta obra de Jack Goody
cuenta, entre sus particularidades de forma, con una abundante cantidad de
referencias bibliográficas con las que el lector se encuentra en el propio
cuerpo principal del texto. Esta característica puede resultar engorrosa para
el lector no especializado, pero a su vez enriquece los aportes respaldándolos
y situándolos en un entramado de muy rica intertextualidad.
Su desarrollo se basa en la selección de 4 ejes específicos sobre
los 7 con los que trabaja el autor Guichard (referencia recurrente en esta
obra) para la caracterización de las estructuras de parentesco específicamente
identificadas por contradicción entre los mundos medievales cristiano y
musulmán. Los 4 ejes que elige Goody son descendencia (especialmente influyente
sobre la propiedad material);
pareja conyugal, la posición de las mujeres y las características de la
alianza matrimonial. El texto toma el ya mencionado antinomio de los mundos
cristiano y musulmán, y analiza las formas de cada uno de estos 4 ejes,
señalando los vínculos orgánicos entre las características estructurales que
parecen tener su propia coherencia global en cada una de estas dos culturas:
El mundo cristiano: los vínculos adquieren importancia en una lógica de
relaciones interpersonales; grupos familiares de corto alcance,
fundamentalmente adaptados a la estructura de la familia nuclear, se conectan
en términos familiares solo en los primeros grados de consanguinidad.
Importantes vínculos "cognaticios", donde la linea materna de ascendencia
es tan determinante como la paterna en la filiación y posicionamiento
político-social. La influencia de las disposiciones eclesiásticas resulta
influyente para las características ya mencionadas, y en la favorece un sistema
de parentesco basado en la “unitas carnis” (unidad de la carne), potenciando la
linea de descendencia directa y desterrando a las lineas laterales. Además de
tener el particular rasgo del relevante parentesco espiritual, estas formas se
caracterizan también por estar respaldadas en un sustento material mas estable,
ordenado y formas de producción con acentuadas tendencias sedentarias.
El mundo musulmán: presenta un sistema de relaciones ínter-grupales
adaptado a la forma de los clanes, vínculos familiares de largo alcance, y descendencia
de carácter "agnaticio", fuertemente patrilineal. Presenta también
una transmisión de derechos divergente, donde las mujeres tienen participación
en la herencia; este atributo va a ser determinante para el carácter endogámico
de las prácticas matrimoniales, en tanto y en cuanto una familia quiera
preservar sus riquezas, los vínculos conyugales tienden a mantenerse en el
ámbito de la familia (un vinculo conyugal muy común era el matrimonio de un tio
con su sobrina). Estas estructuras, que también asoman tímidamente en algunas
regiones de Europa continental, parecen ser favorecidos por sistemas menos
sedentarios de sustento material, donde los vinculos familiares mas extensos
cobran mayor relevancia.
En el análisis de la naturaleza de estas dos estructuras
contrapuestas se destaca también la fuerte influencia que tiene la irrupción
del cristianismo en la vida cultural europea hacia mediados del primer milenio
después de cristo. Las modificaciones que introduce esta religión impactan con
el sistema heredado greco-romano y algunos elementos absorbidos de la cultura
de oriente medio: estas modificaciones van a ser determinantes en los siglos
posteriores y se pueden encontrar claramente condensadas en documentos
históricos como la carta del papa Gregorio a Agustín, o la obra del monje
benedictino Beda.
Resulta relevante señalar el carácter materialista-histórico que
subyace en los análisis de Goody; este elemento se manifiesta por ejemplo sobre
el final del análisis de cada complejo cultural, donde el autor termina
asociando las características estructurales de cada modelo a las condiciones
materiales de desenvolvimiento social. Así también señala que, en un principio,
la iglesia no poseía bienes raíces, y que su naturaleza cambió mucho en los
primeros 5 siglos d.c. En sus comienzos era una secta dentro del judaísmo,
luego fuera de el, y es el proceso orgánico de crecimiento material y aumento
de influencia lo que lleva a la fuerte institucionalización eclesial.
La influencia de esta sobre el modelo cristiano-europeo está también
fundada en los intereses materiales para el desarrollo de los objetivos
eclesiales; es así que varias de las determinaciones del modelo de familia y
vínculos que propone la iglesia termina favoreciendo, como ya señalé, la acumulación patrimonial de la iglesia
en detrimento de los patrimonios laicos en general.
Hay dos puntos específicos del modelo cristiano-europeo subordinados
a la ambición patrimonial de la iglesia; se muestra uno de los puntos mas altos
de capacidad de injerencia al rededor del siglo XI cuando los movimientos
reformistas, exaltados en la figura del papa Gregorio VII, surgen con claras
motivaciones de recuperar el terreno perdido por las depredaciones cercanas al
siglo X:
Por un lado, los grados de restricción de incesto endogámico llegan
a su máximo nivel contabilizando 7 grados de parentesco bajo el sistema
germánico. Esta medida estaba orientada a debilitar el nivel de control del
patrimonio y los legados por parte de los parientes, siendo especialmente
eficiente en base a su capacidad de alejar al núcleo conyugal del núcleo
parental. Favorecía así los legados y dones a la Iglesia.
Por otra parte, se instituye un control mucho mas estricto del
celibato sacerdotal, bajo la misma lógica de proteger la propiedad de la
iglesia. En este caso no se intentó favorecer el ingreso de nuevos bienes al
patrimonio sino la preservación de aquellos ya apropiados. Si bien el celibato
todavía padecía de algunos casos de incumplimiento y transgresión de su
normativa, ningún hijo de esa situación iba a poder reclamar herencia alguna,
dado que sea como fuere, resultaba un hijo ilegítimo.
Ademas, estos ejes se ven fortalecidos por el logro de legitimar al
parentesco espiritual como superior y mas importante que el parentesco basado
en la consanguinidad, y otras legitimaciones menores, como el matrimonio
concebido como un asunto exclusivamente determinado por los contrayentes,
desplazando asi la injerencia paternal que solía funcionar en favor de alianzas
entre casas y/o convergencias patrimoniales.
Dada la competencia permanente entre los poderes laico y eclesial,
los poderes señoriales no clericales van a tomar sus propias estrategias de
contestación ante el pronunciado fenómeno de fragmentación de sus patrimonios
mientras ven a la solidez de la consolidación patrimonial eclesiástica: uno de
los puntos fuertes de esta respuesta va a ser la institución de la
primogenitura que se consolida hacia fines del siglo XII.
A propósito de las características de la obra, resulta importante
también el aporte epistémico-antropológico, a partir del cual Goody hace
abstracción de la especificidad material-histórica de las estructuras de
parentesco del occidente medieval y el occidente moderno. Sin este trabajo, se
puede incurrir en errores de distorsión en un doble sentido, naturalizando las
formas, o sobrecargando la especificidad histórica de las formas, al punto de
disociarla de sus antecedentes y conexiones con otras experiencias históricas.
En contra de la obra, solo creo relevante señalar que ciertos
atributos en la jerarquización de la información dificultan la lectura de los
posicionamientos y las argumentaciones de fondo; por ejemplo, la opción de
exponer la tesis al final del texto, o la ausencia de notas al pie.
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