29/5/13

Sobre la teoría de la relatividad - Einstein - 15. Resultados generales de la teoría



15.   Resultados generales de la teoría

De las consideraciones anteriores se echa de ver que la teoría de la relatividad (especial) ha nacido de la Electrodinámica y de la Óptica. En estos campos no ha modificado mucho los enunciados de la teoría, pero ha simplificado notablemente el edificio teórico, es decir, la derivación de las leyes, y, lo que es incomparable­mente más importante, ha reducido mucho el número de hipótesis independientes sobre las que descansa la teoría. A la teoría de Maxwell-Lorentz le ha conferido un grado tal de evidencia, que aquélla se habría im­puesto con carácter general entre los físicos aunque los experimentos hubiesen hablado menos convincen­temente a su favor.

La Mecánica clásica precisaba de una modificación antes de poder armonizar con el requisito de la teoría de la relatividad especial. Pero esta modificación afecta únicamente, en esencia, a las leyes para movimientos rápidos en los que las velocidades v de la materia no sean demasiado pequeñas frente a la de la luz. Movi­mientos tan rápidos sólo nos los muestra la experiencia en electrones e iones; en otros movimientos las discre­pancias respecto a las leyes de la Mecánica clásica son demasiado pequeñas para ser detectables en la práctica. Del movimiento de los astros no hablaremos hasta lle­gar a la teoría de la relatividad general. Según la teoría de la relatividad, la energía cinética de un punto material de masa m no viene dado ya por la conocida expresión 

sino por la expresión


Esta expresión se hace infinita cuando la velocidad v se aproxima a la velocidad de la luz c. Así pues, por grande que sea la energía invertida en la aceleración, la velocidad tiene que permanecer siempre inferior a c. Si se desarrolla en serie la expresión de la energía ciné­tica, se obtiene:



El tercer término es siempre pequeño frente al se­gundo (el único considerado en la Mecánica clásica) cuando





es pequeño comparado con  1.
El primer término mc2 no depende de la velocidad, por lo cual no entra en consideración al tratar el problema de cómo la energía de un punto material depende de la velocidad. Sobre su importancia teórica hablaremos más adelante. El resultado más importante de índole general al que ha conducido la teoría de la relatividad especial con­cierne al concepto de masa. La física prerrelativista co­noce dos principios de conservación de importancia fundamental, el de la conservación de la energía y el de la conservación de la masa; estos dos principios funda­mentales aparecen completamente independientes uno de otro. La teoría de la relatividad los funde en uno solo. A continuación explicaremos brevemente cómo se llegó hasta ahí y cómo hay que interpretar esta fu­sión.
El principio de relatividad exige que el postulado de conservación de la energía se cumpla, no sólo respecto a un sistema de coordenadas K, sino respecto a cual­quier sistema de coordenadas K' que se encuentre con relación a K en movimiento de traslación uniforme (di­cho brevemente, respecto a cualquier sistema de coor­denadas «de Galileo»). En contraposición a la Mecá­nica clásica, el paso entre dos de esos sistemas viene regido por la transformación de Lorentz.
A partir de estas premisas, y en conjunción con las ecuaciones fundamentales de la electrodinámica maxwelliana, se puede inferir rigurosamente, mediante consideraciones relativamente sencillas, que: un cuerpo que se mueve con velocidad v y que absorbe la energía E0 en forma de radiación[1] sin variar por eso su velo­cidad, experimenta un aumento de energía en la canti­dad:


Teniendo en cuenta la expresión que dimos antes para la energía cinética, la energía del cuerpo vendrá dada por:






El cuerpo tiene entonces la misma energía que otro de velocidad v y masa



Cabe por tanto decir: si un cuerpo absorbe la energía E0, su masa inercial crece en






la masa inercial de un cuerpo no es una constante, sino variable según la modi­ficación de su energía. La masa inercial de un sistema de cuerpos cabe contemplarla precisamente como una me­dida de su energía. El postulado de la conservación de la masa de un sistema coincide con el de la conservación de la energía y sólo es válido en la medida en que el sistema no absorbe ni emite energía. Si escribimos la expresión de la energía en la forma


se ve que el término mc2, que ya nos llamó la atención con anterioridad, no es otra cosa que la energía que poseía el cuerpo[2] antes de absorber la energía E0.
El cotejo directo de este postulado con la experien­cia queda por ahora excluido, porque las variaciones de energía E0 que podemos comunicar a un sistema no son suficientemente grandes para hacerse notar en forma de una alteración de la masa inercial del sistema.


es demasiado pequeño en comparación con la masa m que existía antes de la variación de energía. A esta circunstancia se debe el que se pudiera establecer con éxito un principio de conservación de la masa de vali­dez independiente.
Una última observación de naturaleza teórica. El éxito de la interpretación de Faraday-Maxwell de la acción electrodinámica a distancia a través de procesos intermedios con velocidad de propagación finita hizo que entre los físicos arraigara la convicción de que no existían acciones a distancia instantáneas e inmediatas del tipo de la ley de gravitación de Newton. Según la teoría de la relatividad, en lugar de la acción instantá­nea a distancia, o acción a distancia con velocidad de propagación infinita, aparece siempre la acción a dis­tancia con la velocidad de la luz, lo cual tiene que ver con el papel teórico que desempeña la velocidad c en esta teoría. En la segunda parte se mostrará cómo se modifica este resultado en la teoría de la relatividad general.


[1] E0 es  la energía absorbida respecto a un sistema de coordenadas que se mueve con el cuerpo.
[2] Respecto a un sistema de coordenadas solidario con el cuerpo.



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