28. Formulación exacta del principio de la relatividad general
Ahora estamos en condiciones de sustituir la formulación provisional del principio de la relatividad
general que dimos en § 18 por otra
que es exacta. La versión de entonces
—«Todos los cuerpos de referencia K, K', etc., son equivalentes para la descripción de la naturaleza
(formulación de las leyes generales de la naturaleza), sea cual fuere su estado de movimiento»— es insostenible,
porque en general no es posible utilizar cuerpos de referencia rígidos en la
descripción espacio-temporal en el sentido
del método seguido en la teoría de
la relatividad especial. En lugar del cuerpo de referencia tiene que aparecer el sistema de coordenadas gaussianas. La idea fundamental del principio
de la relatividad general responde al enunciado: «Todos los sistemas de
coordenadas gaussianas son esencialmente equivalentes para la formulación de
las leyes generales de la naturaleza».
Este
principio de la relatividad general cabe enunciarlo en otra forma que permite
reconocerlo aún más claramente
como una extensión natural del principio de la relatividad
especial. Según la teoría de la relatividad especial, al sustituir las
variables espacio-temporales x, y, z, t de
un cuerpo de referencia K (de Galileo) por las variables espacio-temporales x', y', z', t' de un
nuevo cuerpo de referencia K' utilizando la transformación de
Lorentz, las ecuaciones que expresan las leyes
generales de la naturaleza se convierten en otras de la misma forma. Por el
contrario, según la teoría de la relatividad general, las ecuaciones
tienen que transformarse en otras de la
misma forma al hacer cualesquiera sustituciones de las variables
gaussianas x1, x2,
x3, x4; pues
toda sustitución (y no sólo la de la transformación de Lorentz) corresponde al paso de un sistema de coordenadas gaussianas a
otro.
Si no se quiere
renunciar a la habitual representación tridimensional,
podemos caracterizar como sigue la evolución
que vemos experimentar a la idea fundamental de la teoría de la relatividad general: la teoría de la relatividad
especial se refiere a regiones de Galileo, es decir, aquellas en las que
no existe ningún campo gravitatorio. Como
cuerpo de referencia actúa aquí un cuerpo
de referencia de Galileo, es decir, un cuerpo rígido cuyo estado de movimiento es tal que respecto a él es válido el
principio de Galileo del movimiento rectilíneo
y uniforme de puntos materiales «aislados».
Ciertas
consideraciones sugieren referir esas mismas regiones
de Galileo a cuerpos de referencia no galilea-nos también. Respecto a éstos existe entonces un campo gravitatorio de tipo especial (§20 y §23).
Sin embargo,
en los campos gravitatorios no existen cuerpos rígidos con propiedades
euclidianas; la ficción del cuerpo de
referencia rígido fracasa, pues, en la teoría de la relatividad
general. Y los campos gravitatorios también influyen en la marcha de los
relojes, hasta el punto de que una
definición física del tiempo con la ayuda
directa de relojes no posee ni mucho menos el grado de evidencia que tiene en la teoría de la relatividad
especial.
Por
esa razón se utilizan cuerpos de referencia no rígidos que,
vistos como un todo, no sólo tienen un movimiento
arbitrario, sino que durante su movimiento sufren alteraciones
arbitrarias en su forma. Para la definición
del tiempo sirven relojes cuya marcha obedezca a una ley arbitraria y
todo lo irregular que se quiera; cada uno de
estos relojes hay que imaginárselo fijo
en un punto del cuerpo de referencia no rígido, y cumplen una sola
condición: la de que los datos simultáneamente perceptibles en relojes
espacialmente vecinos difieran
infinitamente poco entre sí. Este cuerpo de referencia no rígido, que no sin razón cabría llamarlo «molusco de
referencia», equivale en esencia a un
sistema de coordenadas gaussianas, cuadridimensional y arbitrario. Lo que le confiere al «molusco» un cierto atractivo frente al sistema de coordenadas
gaussianas es la conservación
formal (en realidad injustificada) de la peculiar existencia de las
coordenadas espaciales frente a la
coordenada temporal. Todo punto del molusco
es tratado como un punto espacial; todo punto material que esté en reposo respecto a él será tratado como en reposo, a secas, mientras se utilice el
molusco como cuerpo de referencia. El
principio de la relatividad general
exige que todos estos moluscos se puedan emplear, con igual derecho y éxito
parejo, como cuerpos de referencia en la formulación de las leyes
generales de la naturaleza; estas leyes deben ser totalmente independientes de la elección del molusco.
En la
profunda restricción que se impone con ello a las leyes de la naturaleza reside
la sagacidad que le es inherente al principio
de la relatividad general.
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